Resumen:
El yacimiento minero Farallón Negro, ubicado en el departamento Belén (Catamarca,
Argentina), posee una extensa trayectoria de más de cinco décadas como una de las
principales explotaciones auríferas y argentíferas vetíformes del país, con importancia
estratégica a nivel regional y nacional por su aporte sostenido a la minería. A lo largo de su
prolongada actividad, se han acumulado materiales en botaderos y diques de colas que, al
exponerse a la intemperie, pueden liberar elementos al medio. La mineralogía original, los
procesos de beneficio y las condiciones climáticas locales determinan el comportamiento
geoquímico de estos pasivos ambientales. Este estudio se plantea ante la necesidad de
evaluar la estabilidad de dichos residuos frente a procesos de acidificación y liberación de
metales, así como su posible impacto sobre las aguas superficiales. En este marco, la
caracterización geoquímica y mineralógica de los depósitos resulta esencial para comprender
su evolución y su interacción con el entorno.
Para ello, se realizaron muestreos de cuatro botaderos y dos diques de cola. En laboratorio
se determinaron textura, densidad real, porcentaje de carbonatos y mineralogía mediante
difracción de rayos X. Asimismo, se analizaron los contenidos de metales por técnicas de
espectrofotometría de absorción atómica (AAS) y espectrometría de emisión atómica con
plasma acoplado inductivamente (ICP-OES). Para evaluar el potencial generador de acidez
de los residuos se usaron las pruebas estáticas de análisis ácido-base ABA (Acid-Base
Accounting) y NAG (Net Acid Generation). También se analizaron registros hidroquímicos de
agua superficial correspondientes a los años 2003 y 2017, solicitados al Departamento de
Geoquímica Ambiental (DiPGAM), seleccionados por su calidad analítica y representatividad
estacional.
Los resultados indican que las texturas oscilaron entre franco arenosa y franco arcillosa, lo
cual influye en la permeabilidad y retención de contaminantes. Las densidades reales variaron
entre 1,86 y 3,14 g/cm3, destacándose contenidos de minerales pesados y fases metálicas
como pirita, calcopirita y magnetita.
Desde el punto de vista geoquímico, los residuos presentaron una alta proporción de
carbonatos (principalmente calcita), lo que confiere una importante capacidad de
neutralización de acidez. Las pruebas estáticas ABA y NAG confirmaron que todos los
residuos analizados son no acidogénicos, con una capacidad de neutralización de la acidez
(ANC) > 50 Kg CaCO3/t y valores de pH alcalinos.
La composición química reveló concentraciones variables de Fe, Mn, Zn, Cu, Pb, As y Cd,
siendo el dique intermedio superior y el botadero 2 los sectores con mayores concentraciones
de metales pesados. La redistribución vertical de elementos como As y Pb fue atribuida a
fluctuaciones del nivel freático y afinidades geoquímicas.
El análisis de aguas superficiales mostró pH levemente alcalino y conductividades eléctricas
elevadas, en especial en puntos cercanos a fuentes termales y residuos mineros. El arsénico
fue el contaminante más persistente, con valores entre 13 y 76 μg/L. Se observó un claro
efecto estacional en la movilidad de metales, con mayor dilución en épocas húmedas y
concentración en períodos secos.
Los residuos mineros del yacimiento Farallón Negro presentan una elevada heterogeneidad
física y geoquímica, condicionada por procesos de disposición, meteorización y mineralogía original. La presencia dominante de minerales neutralizantes (carbonatos y arcillas) ha evitado
la generación de drenaje ácido activo. No obstante, algunos sectores concentran metales
pesados y metaloides en niveles elevados, que podrían movilizarse bajo cambios
ambientales. La calidad de las aguas superficiales muestra signos de alteración,
principalmente por la presencia de arsénico, cuya fuente principal se asocia a vertientes
termales naturales. Se recomienda continuar con el monitoreo hidrogeoquímico y aplicar
estrategias de manejo ambiental para mitigar la dispersión de contaminantes.