Resumen:
Los proyectos de escuelas se insertan en la bastedad del territorio catamarqueño, que presenta una gran variedad de climas y situaciones geográficas. En su extensión se evidencian las 6 zonas bioambientales que establecen la Norma 11603 (IRAM, 1996) para
todo el país. Según Filippín (1999) la adaptación de tipologías a distintas localizaciones geográficas y distintos entornos sin un estudio riguroso del sitio y su disposición y la organización espacial debilita la perfomance ambiental y energética de cada edificio. La concepción bioclimática es la que aconseja utilizar por medio de la arquitectura los elementos favorables del clima
natural con objeto de satisfacer las exigencias de confort térmico de las personas, en su habitat (Collet y Maristany, 1995). Para comprender el “habitat escuela”, objeto de estudio de esta tesis, se deben conocer, sus características únicas que las identifican y son fundamentales para entender su comportamiento térmico. Leonardi (1997) afirma que “su utilización es intermitente, en el
caso de una vivienda, se considera un factor de ocupación permanente, es decir que será necesario mantener una temperatura interior constante, mientras que en el edificio escolar,
la situación es totalmente diferente, ya que en general se utilizan durante el día, cinco veces a la semana, y están cerradas durante los recesos. Están compuestas por diversidad de locales que son utilizados simultáneamente y en los cuales las exigencias de confort no son todas iguales. Las circulaciones representan entre un 15 a 20 % de la superficie del edificio, y como son poco utilizadas, no es necesario cumplir condiciones de confort estrictas. El Salón de usos múltiples o el comedor pueden servir de sala de reuniones a los habitantes de un barrio”. El caso de un aula en cambio es particular; es la unidad “básica” de diseño, es el módulo que origina el resto, y es el lugar donde el alumno pasará la mayor parte del tiempo cuando asista a clases. Por la cantidad de personas en un mismo ambiente, su aporte interno puede ser tan importante como la ganancia solar y la renovación de aire de los locales de enseñanza debe incrementarse, para asegurar las condiciones de higiene, ventilación y evitar acumulación de bioefluentes (fundamentalmente CO2 y H2O) que generan olores,
condensación y otros efectos no deseados. Filippín (1999) explica que para una situación de invierno, la participación de las cargas internas en un edificio de uso discontinuo y de alta densidad de ocupación, equivale a un 80 % del aporte solar, evaluación que indica la necesidad de contemplar el aspecto mencionado en el pre-diseño del edificio. A partir de estudios ambientales en sectores de aulas de edificios escolares en la provincia de Tucumán se concluye que la mayoría de los casos analizados presentan un inadecuado comportamiento higrotérmico, lumínico y de asoleamiento, así como el comportamiento energético de la envolvente, no responde a los requerimientos mínimos establecidos por la Normativa vigente (Gonzalo et al, 2003).
La optimización de la envolvente de aulas, será la que permita un mayor ahorro en acondicionamiento térmico. Estudios de tipologías edilicias en Neuquén y Buenos Aires, comparando su respuesta energética, con el objeto de cuantificar y valorar las variables involucradas, han determinando que hay establecimientos con infra consumo energético o con registros de uso de equipos de calefacción alejados de un uso eficiente (San Juan et al, 2000). Esteves (2003) considera que la arquitectura y el urbanismo sustentables son un desafío. Los proyectistas de edificios son personas que tienen una responsabilidad creciente sobre el impacto sobre el medio ambiente. El desafío es grande, multidisciplinario y transdisciplinario es decir, todos estamos insertos en él, los Profesionales proyectistas deben generar
proyectos más amigables con el medio ambiente.